Suor Maddalena Inzaghi

Maddalena Inzaghi nació en la provincia de Milán el 23 de mayo de 1869. Ingresó la orden de las Hijas de María Auxiliadora, en noviembre de 1895 y partió de Génova con algunas hermanas hacia México, donde pronunció los votos el 25 de mayo de 1898, en la capital.

Durante dos periodos fue directora en la comunidad salesiana de Chipilo, de 1925 a 1932 y de nuevo de 1942 a 1944. El pueblo de Chipilo surgió de una colonia de migrantes vénetos que llegaron al altiplano mexicano en 1882 y desarrollaron una industria lechera con un importante movimiento económico.

Las Hijas de María Auxiliadora se dedicaron a la educación, enseñando italiano (desconocido para muchos colonos venecianos de la época) y español. En 1922 abrieron la primera verdadera escuela en Chipilo, tras el fracaso del anterior intento iniciado con la Sociedad Dante Alighieri en 1916, debido a la falta de fondos y los disturbios políticos. Organizaron guarderías, escuelas primarias mixtas, escuelas nocturnas, talleres de corte y confección, oratorios festivos y mucho más, llegando a muchos grupos de edades diferentes con una educación acorde al sistema preventivo de Don Bosco.

Desde 1923, la escuela María Auxiliadora, con la ayuda del Cónsul de Italia en Puebla, recibió subvenciones por parte del gobierno, especialmente material didáctico para la enseñanza de la lengua italiana; las autoridades la visitaron a menudo.

Durante los años de persecución religiosa, entre 1926 y 1929, sor Magdalena fue la directora de la comunidad. El internado de Chipilo fue protegido por la influencia del gobierno italiano y no sufrió ningún daño grave. Al contrario, se convirtió en un asilo providencial para las Hijas de María Auxiliadora, que lamentaron el cierre de otros internados. Las monjas vistieron de paisano para huir de la violencia y mantuvieron su labor con la ayuda de ex alumnas laicas, creando así un duradero vínculo de cooperación.

Cuando la Hna. Magdalena dejó Chipilo en 1933, la escuela contaba con 183 miembros, más 51 en el jardín de infancia. Como directora, había impulsado el popular oratorio festivo y los clubes juveniles, así como la escuela y los talleres para chicas mayores.

Murió en la Ciudad de México el 3 de febrero de 1947.

Testimonio recogido en colaboración con la Congregación Hijas de María Auxiliadora.