La huida de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial es narrada por los testimonios del Área 08, Italianos en movimiento.
Durante la década de 1930, tras la consolidación del régimen fascista y el endurecimiento de la política racial, comenzaron las políticas discriminatorias contra los ciudadanos judíos. Los primeros en sufrir discriminación y decretos de expulsión fueron los judíos de origen extranjero, que llegaron a Italia después de la Primera Guerra Mundial.
La política racial culminó en 1938 con la promulgación del "Real Decreto-Ley nº 1728 del 17 de noviembre de 1938, Medidas para la defensa de la raza Italiana": a miles de ciudadanos judíos italianos se les negaron los derechos civiles más básicos, desde la posibilidad de asistir a la escuela hasta trabajar en profesiones públicas. Vieron sus vidas brutalmente empujadas a los márgenes de la sociedad en la que siempre habían vivido y a cuyo desarrollo habían contribuido.
La discriminación progresiva y la amenaza real a su seguridad física empujaron a miles de personas a abandonar Italia en busca de seguridad, mucho antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial y de las deportaciones a campos de concentración y exterminio.
Muchos decidieron marcharse a países europeos que parecían más seguros que Italia, otros se fueron a América, algunos optaron por Jerusalén y los territorios de la entonces Palestina, protectorado británico, anticipando una tendencia que se confirmaría al final del conflicto con el nacimiento del Estado de Israel. Los que huyeron antes de la guerra consiguieron hacerlo legalmente, mientras que con la escalada de la guerra y la dinámica política, la mayoría de los judíos italianos se vieron obligados a intentar escapar clandestinamente para evitar la deportación.